Por Luciana Robledo
El viernes se inauguró en el Centro de Información Pública la muestra “Memoria DesBordada: Nunca más”, compuesta por 63 obras en pequeño formato que abordan distintos ejes referidos a los hechos acontecidos durante la última dictadura cívico militar de Argentina. Fue realizada en 2018 por el Colectivo de Bordadoras, en dónde participaron alrededor de 30 mujeres.
Elvira Córdoba, integrante del equipo y una de las impulsoras de la muestra, conversó con El Ciudadano del Sur. Sobre la exposición, contó: “Como lo dice el título, es una memoria que se desborda, que se corre del borde”. Se trata de una idea que surgió en 2018 para ser presentada en el marco del 6° Encuentro de Tejedoras, en dónde se acompañó el evento con esta muestra de arte textil; está inspirada en una idea de Mariana Rivera - antropóloga, artista plástica y cineasta mexicana - quién realizó un trabajo similar sobre los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa.
Córdoba detalló que los bordados se prepararon durante enero, febrero y marzo de ese mismo año. Las bordadoras se acercaron al proyecto a través de una convocatoria pública, también algunos artistas locales quienes enviaron sus bocetos para ser calcados y bordados. “Se arrimaron muchas chicas que no tejían y algunas que sí eran del colectivo pero que se acercaron sin saber de qué se trataba, solo era para bordar”, recuerda. Se trataba de una propuesta diferente, algo a lo que muchas no acostumbraban: “La tradición del bordado venía de bordar pañuelos, bordar vestidos, bordar ropita de bebé. No se pensaba en el bordado como una expresión de sentimientos, de memoria, sino más bien como estética”, menciona Córdoba.
Cada obra permite conectar con alguna parte de la historia: desde rostros de desaparecidos y tapas de libros prohibidos, hasta obras de artistas como Quino, Pablo Bernasconi o Diana Dovek o dibujos de artistas locales como Cristina Morales o Virginia Nahuelanca. También contaron con la participación de Marcelo Gavilán, quien muchas veces interpretó qué era lo que querían mostrar para trasladarlo a una obra que pudiera ser bordada.
Con cada puntada se abrió el diálogo para hablar del miedo, de la censura, de la identidad y de la represión, dando lugar a aprender sobre lo sucedido. "A algunas personas que vivieron de manera directa la represión y la violencia de Estado, les parecía imposible que no se supiera, pero hay muchas personas que vivían en esos años y no sabían, o porque sus padres lo protegían o porque no vivieron en lugares a donde fue muy visible. En ciudades como Córdoba, Buenos Aires o Tucumán el ejército caminaba en la calle como lo hacen los agentes de Tránsito aquí a la mañana. Acá en Comodoro no fue visible e incluso fue negado, se dijo que acá no pasó nada, sin embargo, sí pasaron cosas. Fue muy interesante conocer en estas conversaciones que era lo que pasó en la ciudad”, expresa.
De ese modo, la muestra se fue convirtiendo en una expresión artística con 63 puntapiés para reflexionar y conocer la historia. Durante el bordado se habló sobre el entierro de libros en Comodoro o el trabajo de las maestras para esconder ejemplares prohibidos; en otras ocasiones pudieron darle un rostro a desaparecidos comodorenses y de esa forma conectar con la historia a otro nivel. “Es conmovedor, es impactante y también está lleno de ternura. Se lograron obras textiles de pequeño formato muy expresivas. Son obras que se han hecho con mucho cariño, mucho compromiso y a veces hasta llorando. Se daba mucho esto, sobre todo las que bordamos las caras de los desaparecidos”, destaca Elvira.
En ese sentido, remarca que es un diálogo que también se abre al público. A modo de ejemplo, cuenta una anécdota en torno a Lidia Soto, una joven comodorense que vivió en Kilómetro 8, estudió en el Perito Moreno y que en 1976 fue desaparecida mientras estudiaba en la Universidad de La Plata. “Ella es una de las que está bordada. Cuando se hizo la muestra por primera vez en el Museo Ferroportuario ahí estaba Lidia. La persona que estaba al cuidado de la muestra nos contó que iban muchas personas que habían sido compañeros de Lidia, iban a verla. Decían 'venimos a ver a Lidia', no iban a ver un bordado, no iban a ver un retrato, iban a ver a Lidia, a su compañera que habían dejado de ver”.
Y resalta: “Cuando las personas ven la muestra, dejan de ver el objeto bordado y se hunden en eso. Es inevitable emocionarse”.
Finalmente, considerando la conmemoración del hecho histórico y los discursos negacionistas que han surgido durante el último tiempo, enfatizó: “Me parece que es muy importante, no sólo la muestra, sino todas las actividades que se hacen en relación a este día porque si bien antes marcaban presencia, ahora hacen preguntas. Presentar esta muestra hoy, en el contexto político que estamos viviendo a nivel nacional, es un acto de rebeldía. Es un acto de memoria y de persistir”.
“Memoria Desbordada: Nunca más” ha recorrido exposiciones en distintos espacios de Comodoro Rivadavia, también se ha presentado en el Encuentro de Arte Textil en San Isidro, Buenos Aires. En esta ocasión, ya se encuentra disponible desde el viernes y continuará en exposición hasta mediados de abril, en el Centro de Información Pública de la ciudad, en el horario de 8 a 17. Respecto a los recorridos, desde el Colectivo de Bordadoras detallaron que las escuelas que deseen asistir pueden contactar a la Dirección de Artes Visuales para coordinar un recorrido y contar con una guía personal.
Integrantes del Colectivo de Bordadoras: Adela Galleguillo, Adriana Sosa, Agustina Crook, Alejandra Pattini, Alejandra Rodrigues, Angélica Trigo, Annette Fernandez, Catalina Figini, Cristina Barile, Delia Morales, Elvira Còrdoba, Ester Hernández, Julieta Paez, Laura Castro, Luna Gherscovisci, María Eugenia Abadie, Mariela Leiva, Maria Tejeda, Mirna Sánchez, Nelly Barros, Nilda Gutierrez, Silvana Dos Santos, Suset Abreu, Yamila Quiroz y Yolanda Castillo.
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