Por María Laura Morón
Y es uno de los pocos sitios que reúne la memoria de lo que una ciudad fue, de sus estilos, de sus personajes locales, pero nos conecta simultáneamente con lo que es hoy, con sus prácticas y resignificaciones.
Comodoro tuvo su primer Cementerio al pie del cerro Chenque, emplazado en el año 1904, tres años después de la fundación del pueblo. Años más tarde, con el crecimiento de la población, la Gobernación militar construyó el Cementerio Oeste, inaugurado en el año 1945. Esto obligó al traslado de los cuerpos desde el viejo cementerio hacia el nuevo camposanto, tarea que se finalizó recién en la década del ´80, quedando en el lugar de origen, restos de tumbas, cruces y escombros que, con el paso del tiempo, se utilizaron a levantar un Cenotafio.
El Cenotafio “In Memóriam”
En Comodoro Rivadavia, en el ingreso a la ciudad desde zona norte, se encuentra el 1º Cenotafio de la Ciudad “In Memóriam” al primer cementerio de la ciudad. Se trata de una edificación simbólica, que deja instaurado el lugar donde se encontraba el primer Cementerio del Pueblo, con el objetivo de promover el sentido de pertenencia y de recuperación de la historia.
Esta obra, inaugurada en el año 2015, en el marco de los festejos por el aniversario de la ciudad, estuvo a cargo de la Secretaría de Servicios a la Comunidad Municipal y de la Secretaría de Obras Públicas Municipal. Para ello, se recuperaron escombros, que se encontraban junto al mar, pertenecientes al antiguo cementerio de la ciudad, destacándose una cruz que se alza hacia el cielo.
El muro posee una placa de mármol oscuro que reza en letras blancas: “EN MEMORIA a los Primeros Pobladores que dejaron sus restos en el Primer Cementerio de Comodoro Rivadavia, al pie del Cerro Chenque”.
En Argentina, en numerosas ciudades se erigieron cenotafios, como el que se levantó en memoria de los combatientes caídos durante la Guerra de las Malvinas, en la Plaza General San Martín de la ciudad de Buenos Aires o el que se construyó con los escombros del edificio de la AMIA, para recordar “lo que nadie quiere volver a vivir”.
Sepulcros de Mujeres de valor patrimonial
En nuestro país, tan sólo doce sepulcros de Mujeres destacadas en la historia argentina han sido declarados de valor Patrimonial, así lo señaló el Prof. Carlos María Nessi.
Las obras se ubican en los cementerios Británico y de la Recoleta, en la Basílica de Nuestra Señora de la Piedad y en las provincias de San Juan, Tucumán y Córdoba.
Entre los sepulcros declarados monumentos históricos, podemos mencionar, en el Cementerio de la Recoleta, el de María Remedios de Escalada (esposa del Gral. José de San Martín); la escritora Delfina Vedia de Mitre (la primera esposa que acompañó a un presidente durante un mandato completo en la historia argentina) y Mariquita Sánchez de Thompson y Mandeville, la primera patriota.
En la Basílica de Nuestra Señora de la Piedad, del barrio porteño de San Nicolás está el sepulcro de María Antonia de la Paz y Figueroa, “Mamá Antula”, la primera santa argentina, canonizaba en febrero de este año; y en el Cementerio Británico, el de la primera médica argentina, Cecilia Grierson.
Podemos afirmar que todo cementerio tiene valor patrimonial, en tanto tiene sentido para una comunidad y está inmerso en una cultura.
Nuestro país tiene una diversidad interesantísima. Algunos ofrecen visitas a los turistas, como los de Chacarita, Recoleta y Flores en Buenos Aires.
En la zona norte de Argentina, se caracterizan por esa integración con el entorno, como el cementerio de Maimará en Jujuy, pero cada sitio tiene historias que contar y Comodoro Rivadavia también debería contar la suya.
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