El crimen de Sabrina Verónica González Rojas, tuvo lugar el 5 de noviembre de 2014, alrededor de las 5 de la madrugada en la vivienda del padre de José Antonio Castellanos, ubicada en calle Zado 5347, de la localidad de Virrey del Pino, partido de La Matanza, en el suroeste del Gran Buenos Aires.
La víctima, trabajaba en un centro médico de la Unión Obrera Metalúrgica en Ramos Mejía, vivía con sus tres hijos de 14, 16 y 18 años y estaba en una relación de pareja y convivencia con Castellanos desde hacía ocho meses en un domicilio del barrio Vernazza, también de Virrey del Pino.
De acuerdo a la investigación llevada adelante en aquel momento, la relación entre González y Castellanos había ido desgastándose debido a las constantes discusiones que mantenían, por lo que la mujer empezó a plantearle a él la posibilidad de separarse. No obstante, la pareja se mudó unos días a la casa del padre del victimario, aunque por la situación que estaba atravesando, por seguridad, mandó a sus tres hijos a vivir unos días a la casa de sus padres, y sólo ella se fue con Castellanos.
Dos días después, en medio de una discusión iniciada en el domicilio del padre del acusado, la mujer fue asesinada a golpes y de una puñalada por la espalda. Fueron los vecinos quienes al escuchar gritos procedentes de esa vivienda llamaron a la línea de emergencias 911, por lo que una patrulla con efectivos de la Jefatura Departamental La Matanza arribó al lugar.
La hermana de Castellanos, que había ido a visitar a su papá, vio el cuerpo del González tirado en una habitación y permitió el acceso de la policía, que cuando ingresó al inmueble ya no encontró al agresor. En el marco de la investigación llevada a cabo por el fiscal Arribas se llegó a Castellanos como el principal sospechoso y se ordenó su arresto, pero no pudo ser ubicado, el tiempo pasó e incluso se dispuso una recompensa de entre 2,5 y 5 millones de pesos por su paradero sin obtener resultados positivos.
Por casi 9 años el femicida pudo burlar a la Justicia y mantenerse en la clandestinidad, incluso bajo una identidad falsa que pensaba que le permitiría reconstruir su vida sin llegar las consecuencias de sus brutales acciones, incluso el sur del país parecía una buena opción para no ser ubicado, pero el agudo sentido de los efectivos de la DPI de Comodoro Rivadavia permitió que hoy fuera finalmente detenido para rendir cuentas por el crimen cometido.