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Locales Viernes 29 de Marzo de 2024

“Un día tenés todo y al otro día no tenés nada”

Los recuerdos del temporal de 2017, el padecimiento de nuevas inundaciones, el hartazgo por la falta de soluciones y la experiencia de perderlo todo. Marta y Natalia relataron como vivieron la catástrofe a siete años de ocurrida.

Pasaron siete años desde aquel temporal de lluvia que hizo la que ciudad fuera declarada zona de desastre, por el dantesco impacto que tuvo en la vida de cientos de comodorenses que, en muchos casos, lo perdieron todo.

Marta Ramírez junto a su hija Natalia Acuña y su nieta, fueron una de esas familias que vivió está catástrofe y al día de hoy, siguen pensando en las consecuencias que acarreó y en el futuro, en que nuevamente podrían volver a vivir esta pesadilla.

“Fue muy feo ese día, primero cuando nos avisaron (de la lluvia) uno pensaba no va a pasar nada. Era la hora de la merienda, estábamos tranquilas tomando mates, nos seguían mandando mensajes. Cuando empezó a llover y se empezó a tapar el boulevard tuvimos que salir porque pensamos que iba a subir hasta la casa el agua” relató Marta a El Ciudadano del Sur y en paralelo, su hija, Natalia señalaba “fue en ese momento salir porque los autos ya flotaban, era irnos ya, asique salimos con lo puesto, no agarramos nada, la cartera, nada, quedó todo en la casa, solo sacamos el auto para salir”.

Asimismo, Natalia expresó “fuimos a la casa de mi abuela, que cuando pasaron otras lluvias siempre terminábamos yendo, porque no es la primera vez que pasó esto, pasó otras veces, pero no de esta forma, fue la peor y después empezar de vuelta” y detalló que luego de la lluvia un mediodía retornó al domicilio que habitan en avenida Constituyentes, entre Chile y La Razón, del barrio Pueyrredón “tuvimos que dejar el auto a unas dos cuadras y caminar, cuando llegué y abrí la puerta estaba todo dado vuelta, iba a buscar la cartera donde teníamos todos los documentos con la esperanza de que no había sido tan grave, por suerte entré yo y no ella (por su mamá)” precisó.

Marta recién luego de unos días retornó para ver su domicilio, dado que hace poco tiempo había empezado a caminar dado que había atravesado una cirugía de cadera, su hija le había comentado que había entrado un poco de agua para que no se impactara ante el panorama “volvimos por la tarde con ella, porque quería venir, nunca imaginé que una heladera iba estar flotando, el agua llegó hasta las ventanas, las cosas que estaban en la habitación habían llegado hasta la cocina, se cayó todo. Aparte de haber agua de cloaca, de lluvia y barrio parecía que habían dado vuelta la casa completa. Tuvimos que tirar casi dos bateas de cosas” precisó Natalia.

Luego del impacto del momento, de la pérdida y la angustia, llegaba la hora de limpiar lo que había quedado, dejando ventanas abiertas para que se ventilara por casi un mes porque las paredes permanecían húmedas por el ingreso del agua.

“Compramos una camita, la heladera, el lavarropas se salvó; lavamos lo que estaba en condiciones y dejamos secando, desinfectamos un montón de veces e hicimos todo ese proceso varias veces” expresó Natalia y en medio de una sonrisa destacó “la notebook que había dejado en la silla mi abuela la puso en arroz, se secó y anda bien aunque enchufada”. No obstante los juguetes de su hija no pudieron ser recuperados.

En tanto, Marta lamentó que “tenía anillos de oro guardados en un cajón que los perdí porque se dio vuelta el mueble y cayó todo, dinero guardado en una caja, las fotos de mis hijos, se perdió todo en el barro”.

Solidaridad

Tanto Marta como Natalia, destacaron la solidaridad de la comunidad y especialmente de sus vecinos, conocidos y del trabajo, “andábamos con una sola muda hasta que llegó gente que nos trajo ropa y era todo el barrio ayudando, vecinos, conocidos de mi trabajo, sectores de la iglesia te ayudaban a limpiar o te traían comida porque estábamos todo el día acá y no teníamos nada si estábamos en medio de la mugre. En el trabajo me ayudaron un montón por un mes no trabajé, me traían cosas para limpiar, la ropa para mi hija y nosotras, pudimos armarle la mochila de la escuela” señaló Natalia y continuó “las máquinas las trajeron vecinos por algún conocido y y eso fue de mucha ayuda porque primero había que limpiar la calle para poder entrar y fue un mes de limpieza para que quede habitable la casa. Tratamos de acomodar lo básico, pintar y volver a que esté como era antes”.

Dejar el pasado atrás

Marta indicó que luego de lo sucedido está analizando la posibilidad de vender su casa para poder residir en otro punto de la ciudad donde no sufran inundaciones, porque lejos de ser un recuerdo del pasado, en 2022 nuevamente volvieron a padecer las inclemencias “nos inundamos de vuelta esa última vez, pero estuvimos más preparadas por ahí por haberla pasado tan feo esa vez” indicó, mientras que Natalia confidenció “ya cuando hay truenos a mi me hace mal, nos ponemos mal porque sabemos que ya nos pasó esto de las inundaciones y volver a pasar por lo mismo es demasiado fuerte, me hace mal”.

Al tiempo que Marta, recalcó “cuando se acomodé todo esto pienso en vender porque no puedo estar inventando más nada, y tampoco quiero ir a llorar, a rogar por ayuda”.

Sin soluciones

Por su parte, Marta, deslizó que aún falta mucho por hacer en el barrio para evitar nuevas inundaciones “hay mucha gente grande que perdió todo, a algunos les agarró depresión después de esto y si vas recorriendo en auto, aún todavía se nota en varias casas las marcas de lo que fue la inundación. No recibimos todavía la ayuda ni tampoco una solución porque cada vez que llueve pasa lo mismo”.

Además, recordó que le dieron un voucher para retirar materiales, que solo alcanzó para hacer una parte de un paredón lateral, y también en un acto recibió un voucher para una máquina de coser, dado que es modista, y si bien indicaron que se la entregarían en la semana nunca apareció.

“Uno tiene que estar pendiente de que no rebalse el canal de la Roca o ver si comienza a subir el agua, poner maderas o inventar alguna compuesta, que en su momento teníamos pero era muy grande entonces quedabas encerrada al ponerla y eso tampoco evita que llegue el agua, porque subía por la ducha, por las cloacas, por la bañadera, tratas de poner trapos o algo para evitarlo pero no se puede” mencionó Natalia y concluyó diciendo “un día tenes todo y al otro día no tenes nada”.

temporal 2017 Comodoro
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