Cerámicas Martel: “Empecé por hobby y nunca pensé poder vivir de esto”

Por Luciana Robledo

A cientos de jóvenes los rechazan por el sin sentido de “buscamos gente con experiencia”, muchos de ellos pierden la esperanza y por no contar con las herramientas necesarias se convierten en una cifra más del desempleo. A pesar de ello, a modo de subsistencia, siempre surgen iniciativas de quienes buscan abrirse camino, más allá de lo que el contexto les depara.

Macarena Martel tiene 27 años y hace cuatro años que lleva adelante su emprendimiento @ceramicas.martel, allí ofrece a la venta piezas de cerámica únicas, hechas artesanalmente. Aunque no creía que podría vivir de esto, las circunstancias a las que se enfrentan los jóvenes la llevó a emprender. “Buscaba trabajo y no conseguía, tampoco tenía contactos ni a nadie conocido que me hiciera entrar a ningún lado, por eso me decidí a probar en esto en lo que sé que soy buena”, contó a El Ciudadano del Sur.

El arte como una forma de vivir

Macarena es una artista nata que desde chica supo qué el camino que quería seguir debía ser por el lado del arte. Hizo dibujo, fotografía e incluso diseños de tatuajes, pero en la cerámica encontró el lugar en el que sintió que desplegar sus habilidades podía ser de utilidad para otras personas.

“Siempre me gustó pintar, dibujar y antes de abrir la página, me dedicaba a hacer diseños para tatuajes, no tatuaba pero la idea la hacía yo. Con eso estuve un tiempo y ganaba bien porque cobraba lo mismo que un tatuador. Después empecé a pensar que sería mejor iniciarme en el tatuaje, entonces me compré una máquina, aunque al mismo tiempo pensaba que podía hacer cerámica, no me decidía por cuál de los dos”, recordó.

Sus primeros pasos en la alfarería los dió a sus 20 años en un taller de arte de Rada Tilly, en dónde descubrió que podía conjugar sus habilidades. “Cuando conocí la cerámica empecé por hobby y nunca pensé que iba a terminar viviendo de esto, si pensaba en cubrir la necesidad de trabajar y tener plata para mis cosas, entonces decidí comprar para arrancar con la cerámica en mi casa”, contó.

Y resaltó: “Me di cuenta de que el dibujo y lo que yo traía de los diseños de tatuajes, que lo hacía en un papel o láminas, lo podía pasar a algo que sea más utilitario o que tenga otra función más que estar colgado para hacer una pared. En la cerámica incorporé esas dos cosas”.

En Cerámicas Martel hace piezas únicas con diseños propios con temática de la naturaleza y de películas. “Encontré un público al que también le gustaban cosas que a mí me gustan”, destaca.

El desafío de emprender siendo joven

Emprender requiere de un aprendizaje que se va dando en el quehacer y Macarena supo hacer frente a esto para poder crecer de forma independiente. “Desde el principio sabía que llevaría tiempo, porque te tenés que dedicar, practicar y a la vez encontrar la manera de que funcione, de que se venda y que te llegue un ingreso fijo todos los meses. A medida que iba creciendo pensaba que me tenía que alcanzar para poder irme sola o poder vivir”, relató.

Hacer diseños propios de temáticas que le gustaban a ella la llevó a ganar más clientes, quienes principalmente se encuentran en ciudades como Buenos Aires, Córdoba y Mendoza, llegando a un punto en el que notó que debía invertir en más herramientas para cubrir la demanda. “Toda la plata que hacía la empecé a invertir, para comprar más herramientas, vendía todo lo que hacía y no me quedaba nada de plata porque lo volvía a poner en más herramientas, más moldes, más cosas y más opciones para que la gente elija. Así empecé a crecer y a vender más”, explicó.

Este año se animó a dar un paso más y comenzar a dictar talleres y actividades abiertas al público, esto le permitió conocer más sobre la percepción que la gente tiene sobre su trabajo: “Me di cuenta de algo que me dicen todas las estudiantes y es que creían que no era algo tan complicado o que se hacía en poco tiempo, cuando lo hacen se dan cuenta de todo el proceso que lleva hacer una pieza a mano y el valor que tiene eso que están haciendo”, manifestó.

 

El valor del quehacer del artista: “Valoro lo que hago y ese es el precio de mi trabajo”

Reconocer el trabajo del artista parece ser todavía una tarea pendiente, aún resuenan interrogantes respecto a qué es lo que hace que una pieza artística tenga un valor especial. La cuestión es que no solamente tiene que ver con el costo de los insumos, sino también con el tiempo, el conocimiento y la búsqueda creativa de cada persona que vuelca su ser a crear algo.

A pesar de haber empezado de tan joven con su proyecto, Macarena siempre puso en valor su propio trabajo. “Esto es lo que yo hago, esto es lo que a mí me gusta y quiero encontrar a alguien que le guste esto y me lo compre. Siempre me puse ese valor a mí misma y también en cuanto a los precios, yo valoro lo que hago y ese es el precio de mi trabajo”, afirmó.

Actualmente, ha decidido que dejará de vender piezas a pedido y solo va a trabajar con diseños propios que tendrán un stock determinado. "Me di cuenta de que trabajar a pedido me genera mucha ansiedad, por más de que sean piezas propias, no la pasó bien. Me genera cierto estrés que la gente a veces no entienda todo el proceso que lleva hacer una pieza”, lamentó.

En ese sentido, detalló señalando una pieza (foto): "Con esta pieza estuve tres días para calarla, la original es del molde de una esfera que sale lisa y después voy dibujando. Cuando está un poquito más dura la tengo que calar, marcó el diseño y con un cuchillito voy cortando, con eso estuve 6 o 7 horas por día. Después tengo que esperar que la pieza se seque lentamente, lo que depende del clima, eso a veces puede tardar un poco más de dos semanas. Cuando está bien seca recién se puede hornear, porque si tienen un poco de humedad se pueden romper en el horno, después se esmalta y va al horno por segunda vez, recién ahí sale la pieza queda lista”. A eso se debe sumar que las piezas se deben hornear en cantidad, por lo que también debe ir avanzando en varios diseños simultáneamente.

“Estoy agradecida de poder trabajar de lo que amo, porque a la gente le gusta lo que hago y me compra mis piezas, ahora quiero priorizar mi paz mental. Trabajo de lo que amo, me pagan por eso, pero tampoco da venderse solo por tener más. Mi objetivo ahora es mi paz y disfrutar de lo que hago, porque para eso elegí trabajar de esto y emprender”, concluyó.