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Locales Viernes 29 de Marzo de 2024

A siete años del temporal del 2017: “Lo único que quedó de todo esto, es miedo”

Del patio de Roberto y Patricia sacaron 60 camionadas de barro aquella semana del 29 de marzo. El matrimonio recordó las noches de miedo que les tocó vivir en el temporal, emoción que sigue latente ante el temor que vuelva a ocurrir.

Marina Aguila

Por Marina Aguila

A siete años del devastador temporal que azotó a Comodoro en 2017, sus cicatrices aún permanecen frescas en la memoria de quienes lo padecieron. Roberto Bahamonde y Patricia Trivellini viven en su querido hogar ubicado en el barrio Juan XXIII, más precisamente en Av. Lisandro de la Torre y Av. Patricios desde junio de 1984, allá por donde aún no existían las 1311 viviendas. Su amada casa, la cual consiguieron con mucho esfuerzo al igual que muchos comodorenses, fue una de los tantos hogares que quedó cubierta de agua y barro tras el temporal.

“Habíamos tenido una lluvia anterior en la que los niveles de agua habían alcanzado apenas en la entrada al patio, pero nada más” recordó Patricia de alguna vivencia anterior en una charla con El ciudadano del Sur. Es que la magnitud de las lluvias entre el 29 de marzo y 8 de abril de 2017, sorprendió a todos los vecinos de la ciudad: “Nunca nos imaginamos que iba a ser tanto” era una de las frases más recurrentes que se suele escuchar.

Durante esas semanas que quedarán en la memoria de todos los vecinos de Comodoro, ocurrieron dos grandes lluvias. “En la primera lluvia, entró un poquito de barro en el patio y algo de agua en casa, nada más. Por eso, como estaba pronosticada otra lluvia grande, hicimos una zanja afuera para que el agua se fuera por ahí y no entrara. Pero la verdad es que lo que vino después, fue cuatro veces más”, describió Patricia.

En esa noche, se encontraban en la casa el matrimonio, su hija y sus nietas. “Todos se fueron a dormir y ya llovía. Yo me había acostado un ratito pero me levanté enseguida” dijo Patricia, quien en ese momento, inquieta y caminando de un lado a otro, escuchaba las gotas que eran cada vez más intensas.

“De repente, le empiezo a golpear la persiana a mi hija ,y le digo ´se viene, se viene´ y fue así de golpe”. A la 01:00 de la madrugada, fue cuando el agua, como si fuera un torrente sin control, comenzó a entrar en la casa. Los recaudos que habían tomado en puertas y ventanas parecían sin sentido. “Empezamos a apuntalar las puertas, sacar el agua para afuera y entraba tres veces más”. En ese momento había llegado su yerno para auxiliarlos.

Uno de los recaudos que tomaron días atrás, fue subir los colchones arriba de la mesa, papeles y recuerdos importantes sobre roperos y la heladera sobre bloques, para prevenir. “Lo poco que pudimos recuperar”.

Después de una noche entera sin descanso, dedicada a limpiar y sacar agua con baldes de su casa, el agotamiento no era una opción. Sin embargo, a las 6 de la mañana, llegó el momento crítico, ese punto de inflexión del que ningún vecino quiere ser testigo: abandonar su hogar. “No tuvimos en cuenta de tapar la abertura del calefactor, y fue en ese momento que escuchamos cómo explotó de agua. Vimos como entraba el agua desde el calefactor, como si fuera una catarata infinita. Ya no había nada que hacer. Nos ganó", recordó Patricia con un tono triste, sentimiento que aflora cada vez que viene esa noche a su mente.

Entrada de la casa de Roberto y Patricia.
Entrada de la casa de Roberto y Patricia.
El rescate de Mari, su vecina

La experiencia de Mari, una vecina del barrio, fue diferente y más directa. Mientras Roberto y Patricia pasaron más de cinco horas sacando agua de su casa, a Mari ni siquiera le dio tiempo para eso. "La inundación de mi casa fue más rápida. El agua llegó hasta arriba. No sé de dónde saqué fuerzas, pero empecé a levantar las cosas que podía. Después, solo tuve tiempo de subirme al escritorio con mi perra".

Continuó relatando: "De repente, siento que me golpean. Era un muchacho que vivía enfrente y me preguntó si estaba sola, a lo que respondí que sí. 'Tenés que salir, no podes quedarte', me dijo. Cuando abrió la puerta, fue entonces cuando entró la montonada de barro".

Mari, quien también vive en el barrio hace más de 30 años, perdió absolutamente todo. Fue Betty, la hija de Roberto y Patricia, quien la socorrió y la sacó "a upa".

El después y la ayuda entre vecinos

Esa noche, Roberto, Patricia, su hija, yerno, nietas y la vecina Mari se refugiaron en la casa de Berta, su otra vecina. “Desde el día siguiente empezamos a venir a sacar el barro, limpiar y ordenar, porque quedó todo patas arriba. Veníamos todos los días a limpiar y recibimos la ayuda de toda nuestra familia, vecinos y compañeros de trabajo”, dijo Patricia.

“Un día eramos como 20 personas trabajando, a pala y carretilla. Me acuerdo de un grupo de chicos que se laburaron todo”, dijo Roberto. También recibieron la ayuda de voluntarios y soldados que en esos días estaban en las calles ofreciendo auxilio.

“Se vio la ayuda, por ejemplo, de gente que venía a repartir tortas fritas. La chica nos convidaba tortas fritas desde el plato, para agarrar una y me acuerdo que Roberto le agarró la fuente entera del hambre que tenía”, recordó Patricia entre risas.

Así, en un mes y sin tener muchas pérdidas materiales, pudieron recuperar su casa y volver a su deseado hogar. Por su parte, Mari, que perdió hasta los recuerdos más preciados, pudo volver a su casa recién en noviembre de ese año.

 

El miedo de que vuelva a ocurrir

Imágenes imborrables quedaron en la mente de los vecinos tras el temporal del 2017 y el miedo sigue estando. “Hubo varios meses que no podía dormir tranquila y me levantaba. Veía el brillo de noche y parecía que era el agua”, dijo Mari.

“Lo único que quedó de todo esto, es miedo. Porque cada vez que llueve estás mirando para afuera y más si es de noche, yo diría que de día la peleo. Pero si llueve de noche, me agarra hasta pánico”, dijo Patricia a lo que Mari responde: “yo directamente, no puedo dormir a la noche si llueve”.

temporal 2017 COMODORO RIVADAVIA
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