El equipo galo llegaba a este partido tras el empate 1-1 en la tercera y última jornada del Grupo D ante Polonia, un resultado que terminó clasificándolo a octavos de final como segundo detrás de la sorpresiva Austria.
Enfrente estaba el conjunto de Europa Occidental que realizó una fase de grupos floja con un empate, una victoria ante Rumania y una derrota ante Eslovaquia que lo clasificaron a la próxima fase como segundo del grupo por diferencia de gol.
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