Nadia vive desde los 12 años en Bariloche, donde trabaja a orillas del Lago Gutiérrez. Toda su obra remite al tejido biológico, la evolución y la ecología, con planteos que nos interpelan, como las problemáticas ambientales, sociales y humanas.
A través de una entrevista, pudimos conocer un poco más sobre el universo de su obra, su carrera artística y su mirada sobre la escultura en nuestro país.
“El crecimiento de la participación de mujeres en la escena de la escultura –dijo- ha aportado mucho a esa diversidad y riqueza, en cuanto a temas, las formas y el uso de materiales más variados, que antes no eran los típicos de la escultura”.
Volando hacia el alba en Comodoro
En el año 2011 se realizó el Encuentro Nacional de Escultores en Comodoro Rivadavia, organizado conjuntamente por la Secretaría de Cultura de la Provincia de Chubut y la Agencia Comodoro Cultura, coordinado por el escultor de Lago Puelo, Jeremías Salgado.
En esa oportunidad, Nadia Guthmann realizó la escultura Volando hacia el alba. “Hice la obra basándome en bocetos y en una pequeña maqueta del albatros en tejido metálico que había realizado pensando en Comodoro Rivadavia y su entorno de costa marina”.
Para ello, Nadia había solicitado el hierro desplegado que usa habitualmente, para realizar el ave. “La idea era que el albatros sobrevolara los materiales de desecho de las petroleras, que era la materia que íbamos a utilizar además del material comprado –explicó-. Me interesaba la convivencia entre realidades que entran en conflicto, como es el medio ambiente, los seres vivos y la contaminación por la actividad petrolera. Quería lograr el contraste entre esta ave marina y la acumulación de desecho industrial”.
También era importante la presencia del viento. “El albatros materializaba la maestría en esas condiciones – agregó-. Entre las montañas de materiales de descarte, me entusiasmé con unas barras largas aceradas que se usan en las perforaciones, un poco espiraladas, muy duras, pero con cierta flexibilidad, de modo que si dejaba sus extremos libres hacia el cielo, oscilaban al ser agitadas por el viento. Parecían juncos y me gustó la ambigüedad artificial-natural. Entonces, imaginé el albatros volando entre esas barras, esquivándolas y volando hacia el alba, volando hacia un futuro de esperanza para los habitantes de la zona”.
Nadia y su carrera artística
Nadia vive en Bariloche desde los 12 años y toda su carrera de escultora transcurrió en esa localidad rionegrina, donde vive y tiene su taller. “Comencé a hacer escultura cuando iba al colegio –comentó- y después decidí estudiar Biología en la Universidad Nacional del Comahue, en mi ciudad, ya que siempre me habían fascinado los seres vivos y tenía muchas preguntas sobre evolución, ecología y comportamiento”.
En el año 1998 se doctoró y trabajó como bióloga, sin dejar de hacer paralelamente esculturas, participando en muestras, concursos y simposios de escultura.
“Con el uso de tejidos metálicos en mis obras – señaló-, los conceptos biológicos y escultóricos confluyeron para hablar de múltiples temas, trazando paralelos entre ecología, sociedad y psiquis”.
A lo largo de su carrera artística recibió numerosas distinciones, como por ejemplo: el Primer Premio Adquisición en el Salón de Río Negro en 2003 y en 2009; Gran Premio Adquisición Presidencia de la Nación en el 101° Salón Nacional de Artes Visuales, Palais de Glace, Buenos Aires en 2012, Segundo Premio Adquisición en el 63° Salón Manuel Belgrano, Museo Sívori, 2019 y el Premio Trabucco de Escultura 2023, Fundación Trabucco, Academia Nacional de bellas Artes, entre otros.
Nadia comentó que suele tener ideas de obras en espera. “Algunas derivan de obras anteriores, de los temas que voy abordando y por las resoluciones formales que voy encontrando o por las situaciones que voy viviendo mientras tanto”. Sin embargo “si tengo alguna propuesta de muestra o encargo –aclaró-, trato de aprovechar para concretar esas ideas o si no hay eventos por delante, simplemente me pongo a trabajar en ellas. Otras veces los proyectos son más específicos para un evento o lugar y me gusta investigar hasta que aparezca la imagen adecuada”.
La escultura hoy en Argentina
Al consultarle acerca de su mirada acerca del lenguaje escultórico hoy en la Argentina, Nadia señaló que le resulta difícil hablar del lenguaje escultórico en nuestro país. “Siento que conozco muy poco en relación a todo lo que se está haciendo –dijo-. Apenas tengo algunos pantallazos de lo que están haciendo mis colegas en algunas partes cuando puedo ir a encuentros de escultores o participar en muestras en otras ciudades. Estos pantallazos dan cuenta de la gran diversidad de expresiones y cómo varían los abordajes según las características regionales”.
Resaltó además que “el crecimiento de la participación de mujeres en la escena de la escultura ha aportado mucho a esa diversidad y riqueza, en cuanto a temas, las formas y el uso de materiales más variados, que antes no eran los típicos de la escultura”.
Así mismo señaló que “el intercambio entre artistas de diferentes lugares y las instancias de formación enriquecen el trabajo de cada uno y la escena local”. Sin embargo “las condiciones y oportunidades para desarrollarse como artista son muy dispares –agregó- según el lugar del país: ciudades donde hay universidades de arte, galerías y museos y ciudades donde no hay nada de eso. Lo cierto es que la posibilidad de tomar contacto con las diferentes comunidades a lo ancho y largo del país ha dependido mucho de la coyuntura histórico política. Hubo momentos donde los eventos y programas fueron más frecuentes, federales y con más respaldo económico. El centralismo de ciertas ciudades es muy fuerte y es difícil revertirlo. De todas formas, tanto en mi ciudad como en otras partes, los y las artistas nos reunimos para compartir e intercambiar, siempre ávidos de movimiento, reflexionando, aprendiendo y creciendo a pesar de las restricciones”.
Sin duda, tal como afirma Nadia, las realidades son muy diversas en nuestro país, mientras días atrás finalizó la Bienal de Escultores en Chaco, considerada única en el mundo con estas características, en nuestra ciudad esperamos aún la instalación, en un lugar definitivo de varias de las esculturas que realizaron escultores invitados al Encuentro de Escultores que se realizó en el año 2011, entre ellas Volando hacia el alba. Ojalá pronto se pueda concretar el vuelo del albatros “hacia un futuro de esperanza para los habitantes de la zona”, como era el deseo de la artista.
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