Las malas condiciones del mar y la posición tan alejada de la costa, a 170 millas, dificultan el operativo de rescate. Una armadora que auxilió al Pitanxo participa ahora en las labores de rescate al este de las Malvinas
El naufragio de un pesquero anglo-noruego con amplio pasado gallego (fue de la armadora Pereira) mantuvo este martes en vilo a Galicia, todo el día pendiente de las noticias confusas y a cuentagotas que llegaban desde el Atlántico Suroccidental, donde el palangrero Argos Georgia, con una tripulación de 27 personas, entre las que hay al menos 6 gallegos, se hundió tras sufrir una vía de agua en medio de una fuerte tormenta a unas 170 millas al este-sureste de Puerto Stanley, capital de las islas Malvinas.
Al menos seis gallegos
Hasta el momento, no se han detallado ni las identidades ni las nacionalidades de los muertos. El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, replicando informaciones de medios locales, señaló que la tripulación estaba compuesta por diez españoles, ocho rusos, dos uruguayos, dos peruanos y cinco indonesios. El delegado del Gobierno, Pedro Blanco, por su parte, apuntó que entre los diez españoles están el capitán del barco, el patrón de pesca, el cocinero, dos operarios de máquinas y dos observadores oceanográficos, un hombre y una mujer. Gallegos serían el capitán, José Saborido Rey; el primer oficial, Ramón Hombre, y el jefe de máquinas, Ramón García, todos de Ribeira y que se encuentran entre los supervivientes. De Ribeira también es Juan Antonio García Rey, que había embarcado por primera vez en el Argos Georgia para entrenarse y en breves fechas iba a relevar al jefe de máquinas, a punto ya de jubilarse. Este sería uno de los desaparecidos. Entre los gallegos también está confirmado el patrón de pesca, César Acevedo, de Vigo, y el cocinero, Santiago Leyenda, de Baiona. A última hora del martes se confirmó que ambos estaban entre los muertos del naufragio.
El Argos Georgia, propiedad de la empresa Argos Froyanes —una sociedad formada por la británica Argos y la noruega Ervik Havfiske— acababa de descargar en el puerto de la capital de las islas Malvinas y regresaba al caladero para retomar sus actividades de pesca dirigida a la merluza negra o róbalo de profundidad. Por el momento se desconocen las causas que provocaron la vía de agua que acabó llegando a pique a uno de los buques más tecnológicamente avanzados de la flota pesquera, salido del astillero en el 2018 y equipado con un «cinturón de hielo» de acero para navegar en zonas heladas como la Antártida.